Somos navegantes
en este borrascoso mar
u océano de la vida,
atados con ramas livianas
a una frágil balsa;
a veces quemados,
otros tantos anegados,
pero nunca falta una brisa
que refresca y congela.
Somos navegantes,
tan lejos y tan cerca
de la costa anhelada,
anhelada y temida;
porque no sabemos
si será arena blanca,
pantano turbio
o peñascos destructores;
aun así
seguimos remando
con esperanza lunática.
Somos navegantes
y no sabemos
si nos rodean
delfines juguetones
o voraces tiburones;
pero toca flotar,
rendirse no es opción:
ser protagonista de novela
o comida...
Somos navegantes
y que no suene a
traición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario