la que marcó nuestro conocer,
que interrumpía mis filosofías
y mis clases de ayer.
Ahora la siento en el sabor
del momento después.
Y me agrada verte reír
porque la casa se ilumina,
se desvanecen las desgracias,
es una lluvia de gracia divina.
Como los chistes compartidos,
como las chanzas del Face,
como las ocurrencias de los niños
que te rompen la rutina.
Amor, sigue siendo tú,
alégrame la vida cada día
Gracias por estar
y acompañar.
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