Nadie dijo
que sería fácil,
pero tampoco
tan difícil.
Y es que no hay
tiempo
en la batalla
de tomar una ducha,
ni la ardua
subida
de la montaña
se gestiona
con té y galleticas.
La vida es
un desayuno amargo,
un almuerzo
con sal de lágrimas
y una cena
de ayuno y silencio.
Pero aun así
provoca ser vivida;
si no,
pregúntale a los
muertos
que ansían regresar.
Nadie nos dijo
el después de nacer
para evitar
una huelga
de fetos
en la maternidad.
Mas así nos toca:
sangre, sudor, lágrimas
y ÁNIMO.
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