Hueles a Rosa Salvaje
ese perfume malherido
que llevó mi
estima al pozo.
Es chanza.
Hueles a ti
a las ferormonas
que me subyugaron
al sudor de tu
vibrante
caribeñidad
a la tierra
de tu labor
a la paz y
a la guerra
de tu vivir.
Hueles a maternidad
a conyugalidad.
El incienso y
la esperma
ya es un sentir
remoto
pero algo queda.
Qué de cosas
imagina mi olfato
que de canela
fue inundado
un día
y hasta el
olor de hoy
está conquistado.
No ceses de
impregnar mi hogar
que aquí mi
tálamo
te espera
como el buen
guiso al cilantro
para que íntegro
el olor y
el gusto
se casen
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